El patrón San Román

Biografía e Historia de «San Román» mártir

 

S. ROMÁN fue soldado de los ejércitos de DIOCLECIANO.
El entorno civil en el que se desenvuelve su vida, no es nada tranquilizador, pues los germanos de Europa descienden hacia el Sur en busca de tierras. En muchas partes del imperio romano hay grandes movimientos de poblaciones mientras que las provincias romanas ocupadas sufren las consecuencias.

ALEJANDRÍA es saqueada…Los tesoros y bienes de las ciudades son confiscados por los jefes militares; mientras tanto, en medio de esa anarquía, ROMA (en la que gobierna FELIPE el árabe) celebra fastuosamente las fiestas de su milenario el año 248.
Con toda esta anarquía va a terminar un general llamado DECIO, quien, junto con VALERIANO, va a imponer un orden estricto en la administración imperial.

Este proceso de reorganización del estado romano lleva al poder, casi medio siglo después de DECIO, a DIOCLECIANO, uno de los más grandes Emperadores de ROMA, en cuya persecución decretada por él contra los cristianos morirá ROMÁN.

DIOCLECIANO dividió el Imperio Romano en dos gobiernos: El Oriental y el Occidental.
Cada uno de ellos los dividió en prefacturas que se subdividieron en Diócesis; y, estas en Provincias al mando de las cuales había un gobernador civil.
Se estableció una separación absoluta entre los poderes civiles y militares. El gobierno central, ejercido con gran firmeza por el Emperador, se reservaba la gobernación de la capital, el mando militar, los asuntos exteriores, la gestión de los bienes del imperio, la acuñación de la moneda y el nombramiento de los funcionarios superiores y el de los oficiales del ejército, que fue muy reforzado.

De las fronteras fueron retiradas las mejores tropas que pasaron a guarnecer el interior del Imperio para mantener el orden y para poder ser enviadas rápidamente allí donde fueran necesarias.
Por eso no es extraño encontrar a S. ROMÁN de guarnición en la misma capital del Imperio.

ROMÁN era hijo de padres nobles y ricos. Un joven al que no le faltaban ni caprichos ni diversiones; ni un porvenir brillante como soldado (lo cual no le llegaba a satisfacer plenamente pues sabía que la gloria del mundo -además de no dar felicidad-. DESAPARECIA MUY PRONTO.

Este soldado se convierte a la fe cristiana (a la que permanecerá siempre fiel,) hasta la muerte. ROMÁN muere por no querer a DIOCLECIANO – ni adorarle- como a un Dios, una medida política más que anticristiana- para así conseguir una unidad mayor y más estable en su Imperio.

ROMÁN se niega a adorar al Emperador para no traicionar a su conciencia sabiendo que esa negación le reportaría muchos inconvenientes: la pérdida de la propia carrera (es degradado militarmente); rebaja de los ingresos económicos que por su ejercicio pudiera obtener; risas, burlas de sus compañeros; la cárcel y hasta la muerte. Pero, ROMÁN sabe que JESÚS no había prometido a sus seguidores ni fama, ni éxito ni gloria; sino persecuciones, muerte y vida junto a Dios.

NOTA: La ley para que a algunos Emperadores se les diese culto como a Dios no se debía simplemente a su orgullo personal. Era más bien una ley de estado para mantener la unidad en el Imperio que estaba amenazado por muchas partes. Era, pues, lógico que se persiguiera a cualquier creencia que fuera un obstáculo para mantener la unidad propuesta.

Pues bien, cuando el Emperador decreta persecución contra los cristianos que no se arrodillaran ante él ni le adoraran como a un Dios…ROMÁN proclama abiertamente su fe.
No se esconde ni huye. Se presenta en el mismo Palacio Imperial, para animar a sus compañeros que dudaban y vacilaban por miedo a morir.

ROMÁN no se acordaba y confiesa al mismo DIOCLECIANO que el está dispuesto a defender al Emperador y al Imperio. Pero no se puede traicionar a su Dios.
Y, antes de serle infiel prefiere la muerte.
El Emperador, lleno de rabia e impotencia manda degollar S. ROMÁN.

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